A modo de presentación

El amor a la fotografía ha creado este club en el que cada uno, en mayor o menor grado, es poseedor de un trauma que le hace tan especial que si cualquiera de los componentes de este club no hubiese estado ese día, esto no habría sido posible. Desde ese amor y siempre con humor y respeto compartiremos imágenes y pensamientos.


jueves, 24 de abril de 2008

Narrar a través del encuadre

La importancia de un encuadre correcto no es menor que la de otros elementos con los que jugamos a la hora de tomar una fotografía. Obturación, exposición, profundidad de campo… todos influyen en mayor o menor medida en las características compositivas, estéticas, expresivas o incluso narrativas de la escena que captamos con la cámara. Determinan cómo mostramos lo que se verá en la fotografía, pero de hecho es sólo al encuadre a quien compete decidir el paso previo: qué y qué no va a verse en la escena.

Seguro que todos tenemos a mano en el recuerdo una imagen cuyo significado cambia radicalmente por la ausencia de cierto elemento que hemos decidido dejar fuera de cuadro. O al contrario, situaciones en que una gran carga expresiva se debe a la inclusión deliberada en la escena (vía encuadre) de tal o cual objeto o persona. Sobre este aspecto narrativo (más que estético) del encuadre es sobre lo que quiero escribir hoy, y es en este sentido en el que debe entenderse aquí la expresión encuadre correcto con la que empezaba arriba. Qué es lo correcto depende de lo que queremos comunicar.

Hace unos pocos días se publicó en todos los medios de prensa una fantástica fotografía. El motivo era una reunión en una cumbre de la OTAN, y en la parte izquierda de la escena se veía a J.L. Rodríguez Zapatero, con gesto serio, sentado a una ya vacía (o todavía vacía, pues no quedaba claro si la reunión había terminado ya o si aún estaba por comenzar) mesa de reuniones. A la derecha, un buen puñado de mandatarios charlaban, arremolinados y en actitud distendida, alrededor de G.W. Bush. La carga narrativa de la fotografía era notable, pues se publicaba tras días de polémica periodística sobre el estado de las relaciones entre ambos presidentes, y con la imagen se pretendía sin duda apoyar la idea de un fuerte distanciamiento.

En la web de 20 minutos (y en otros muchos sitios en la red) se puede ver todavía la fotografía, en principio tal como fue tomada por Emilio Naranjo para EFE.

Este documento gráfico me encantó en cuanto lo vi. El contraste de la soledad y el silencio del uno con la conversación de los otros, él sentado y los otros en pie, ambos focos de atención situados en los dos márgenes de la escena y entre ambos, llenando gran parte de la imagen, una larga mesa que parecía medir varios metros de longitud… y de distancia política.

Sin embargo, poco después reparé en que se adivinaba una persona junto a Rodríguez Zapatero. Ese personaje, que aparecía cortado por la mitad, me hizo sospechar (lo siento, pero con la prensa es esencial tener la guardia alta si se quiere estar lo menos manipulado posible). ¿Y si en la escena había en realidad... no sé, incluso otro grupo de personas arremolinadas junto al supuestamente solitario presidente? Desde luego aquello era posible: que alguien hubiera seleccionado el encuadre para comunicar exactamente lo que quería… Mis dudas respecto a la estricta veracidad periodística de la imagen me molestaron por un tiempo. Intenté investigar, buscando en diversos medios, y pronto descubrí que incluso algunos vídeos parecían mostrar lo mismo que se sugería en la foto: sí hubo, desde luego, algún momento en que Zapatero estaba sólo sentado, y unos metros más allá los otros conversaban (ver por ejemplo en la web de El Mundo). Punto positivo pues para los medios.

Bueno… no para todos, en realidad. En mi búsqueda me encontré con que en la redacción de algunos medios muy críticos con Zapatero hubo también personas que debieron pensar lo mismo que yo: esa media persona tras el presidente siembra dudas y hace perder fuerza a la imagen. Así que decidieron eliminarla. ¿La vía? Modificar el encuadre, por supuesto, incluso a riesgo de tener que cortar levemente al propio Zapatero (ver por ejemplo El Comercio de Gijón).

¡Todo sea por enviar lo más claramente posible el mensaje que uno quiere transmitir!

Megreth

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