A modo de presentación

El amor a la fotografía ha creado este club en el que cada uno, en mayor o menor grado, es poseedor de un trauma que le hace tan especial que si cualquiera de los componentes de este club no hubiese estado ese día, esto no habría sido posible. Desde ese amor y siempre con humor y respeto compartiremos imágenes y pensamientos.


viernes, 13 de febrero de 2009

Weegee en la Fundación Telefónica

Del 5 de Marzo al 17 de Mayo, tendremos la suerte de contar en la Fundación Telefónica de las fotografías del fotógrafo estadounidense Arthur Fellig, más conocido como Weegee.

Arthur Fellig nació en Zloczew en 1899 y emigró a EEUU en 1910, donde inició su carrera como fotoperiodista
.

Comenzó en un estudio de fotografía como asistente de
fotógrafo, para después trabajar en el cuarto oscuro del New York Times y Wide World Photos, pero muy pronto se marchó a Acme Newspictures, la agencia que proveía imágenes a los tres periódicos de Nueva York, el Daily News, World Telegramm y el Herald Tribune. Un tío listo.

Frustrado por el hecho de que su nombre no aparecía por ningún lado (qué raro, eh?), decidió convertirse en freelance en 1935, y desde ése momento, comenzó a forjarse lo que le ha convertido en un fotógrafo con entidad propia: fue siempre el primero que llegaba a la escena de un crimen, de un incendio,... hecho esencial en un fotoperiodista. Es precisamente la "frescura" de los primeros momentos, en el caos, lo que hace de él un fotógrafo único, que captó momentos únicos.

Ya para 1937 publicaba en LIFE y Popular Photography y en el 38 consiguió ser el primer y único fotógrafo al que le dejaron instalarse una radio para recibir las transmisiones de la policía y bomberos, algo absolutamente insólito (entonces... y ahora!). 10 años después, años llenos de fotografías, publicó su primer libro: Naked City.

Como pasa muchas veces (más de las que serían recomendables), a lo largo de su vida ni los museos ni las galerías de arte mostraron interés en su trabajo, pero llamó la atención
de dos expertos del Museum of Modern Art y le incluyeron en dos exposiciones colectivas en los años 40. Hay que fastidarse, porque desde que murió en 1968, surgió un interés desmedido por su obra.

Perderse ésto sí que es pecado. Hay que esperar aún un poquito, así que paciencia.

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